lunes, 25 de junio de 2007

El “free pass” de la vida ya no existe mas. Hace rato dejó de existir.
Mi cuerpo, una posibilidad de construcción. Una idea que nunca fue pensada por nadie, una consecuencia que no fue imaginada, no fue planeada, no fue futuro, jamás. Yo, pura superficie de sensibilidad y reacción frente al mundo. Yo, ama y esclava de la libertad condicionada que me ofrecen tus alturas. Yo no entiendo tu cielo, mi amor ¿A dónde me llevas? ¿De qué podría apropiarme con todo esto que soy? A penas de un sueño y de una promesa.
Que el mundo se vuelva él. No puedo perderlo. Él (el otro) me enseña que el mundo es posible en la medida en que se lo pueda olvidar y así deshacer y luego volver a armar, inacabadamente.

Sin El otro el mundo es violencia no domesticada, una incomunicación eterna, un monologo sanguíneo que nace y acaba en el intento vulgar de justificar el egocentrismo de una pequeña locura, un cementerio de pasos errados al costado, de tiempo perdido, de muertes de hambre.
Yo amo ¿Y eso que importa? Solo importa saber que estoy dispuesta a dar por él. Todo. Da lo mismo.
Si yo no estuviera dentro de éste amor, el tampoco existiría porque necesita de mi también, de mi cuerpo y de la relación que establece con mi lenguaje para ser una creación. Negociemos, entonces, que parte de mi es la que voy a entregarle al amor. Yo respondo “a penas un sueño y una promesa”
El invierno es igual en mí, en vos, en todos. Si, es el mismo frío. Son los mismos calambres. Pero mi amor es mío y nadie puede amar como amo yo.
La soledad no tiene piedad y es sabia. Deducirla, es entender cual es tu puta razón para estar así, tan vivo, tan concientemente vivo. Por momentos la comprendo, por momento dejamos de ser enemigas. Por momentos vuelvo a rozarte las fronteras de la piel y de los silencios precarios. Por momentos la vida se queda dormida y me deja despierta, en un margen, devenida, neuroticamente, en un manuscrito de idioteces que giran alrededor de una luna apagada. Reducida, toda yo, a un dolor. Por momentos, la vida y la muerte. Por momentos entiendo que yo nací para amarte. Por momentos entiendo el destino y le agradezco el calor de mi sangre y a la noche que hierve sobre mis sueños y se templa sobre tus ojos. Por momentos soy nada más que un instante de cordura que atravisa el tiempo y toda mi literatura.





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El placer contiene en sí el germen del dolor, pues produce una posibilidad de conciencia que no sólo destruye su plenitud sino que pone de manifiesto su insuficiencia e introduce una duda que lo socava. Esta conciencia que reflexiona sobre el placer es el origen de la moral y recorrerá un camino penoso: la inminencia de la sanción, el remordimiento, el desconsuelo y el sentimiento de lo irreversible. (no c d kien s, pero stá bueno)


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y sin embargo...

miércoles, 20 de junio de 2007

El asesino despertó antes de que amaneciera
Se puso las botas
Tomó un rostro de la antigua galería Y avanzo por el pasillo
Fue al cuarto donde vivía su hermana Y…….entonces él
Visitó a su hermano, y entonces él
Avanzó por el pasillo Y llegó hasta una puerta…….y miró adentro
Padre, ¿si hijo?, quiero matarte
Madre…..quiero…. ¡¡cogerte!!
Vamos nena, date una oportunidad con nosotros Y encuéntrame detrás del autobús
Haciendo una piedra azul
Matar, matar, matar, matar, matar, matar
Este es el fin.

Jim Morrison

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lunes, 18 de junio de 2007

Canciones tristes para sentirme peor.

Dulce hogar, dulce

No te vayas
No hay a donde ir.

Que te desabrigues,
que te acomodes,
que anides en mi voz,
en mis lagrimales
y en el fuego.

No me puedo ir
No hay a donde ir.

Todo a mi alrededor
si no es tu aroma,
es mentira.

Mi amor duerme,
mis voces hacen silencio,
un silencio de engrudo.

Duerme
y es lindo
es irreversible.

Su belleza no se va
No hay a donde ir.

Mi inspiración
inmigra en su desnudez limítrofe
y se cae al suelo.

Estos ojos
ya son bocas, son lenguas, son una promesa
son de agua de saliva.

Y el agua no se va,
No hay a donde ir.

Mi amor no se entera de nada.
Mi amor duerme
y no me escucha.
No puedo hablarle,
no me entiende.

Mi amor no se va,
Mi amor se queda
y me pesa el error en los labios,

que no se van,
que se quedan con él
porque ya no,
No hay a donde ir.
"La pregunta más importante del mundo, base de todo acto maduro, es: ¿quién soy yo? Porque, sin conocerte, no puedes conocer a Dios. Conocerte a ti mismo es fundamental. Hay una cosa dentro de nosotros que es preciosa. Una perla preciosa. Un tesoro. El Reino de Dios está dentro de nosotros. ¡Si al menos descubriésemos eso! Para despertarte, el único camino es la observación. Observarse sin críticas, sin justificaciones ni sentido de culpabilidad ni miedo a descubrir la verdad; es conocerse a fondo. Si tienes problemas es que estás dormido. La vida no es problemática. Es el yo (la mente humana) el que crea los problemas. Cuestiónalo todo y saca la realidad que hay detrás de los cuestionamientos. El día en que sientas el vacío de quedarte sin nada a qué agarrarte, ¡buena señal! Entonces ya puedes comenzar a construir tu realidad" Anthony de Mello

"...Érase una vez..."

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domingo, 10 de junio de 2007


Náusea

Día triste el de hoy, muy gris impreciso, muy frío (literalmente) muy borroso.
Si, los porrazos son mis mejores maestros. La violencia de Dios me baja de las nubes cuando me atesto de altura y necesito bajar. Si no fuese por el, ahí me quedaría, sobrevolando cúspides que no me acercan al cielo; lejanías desenfrenadas que ni siquiera puedo comprender.
No me miento a mi misma, solo le miento a los demás.
¿Quién dice la verdad?
Nadie.
Mi caligrafía tiembla de frío y de indecisión. Una canción me agrieta la piel y tengo ganas de llorar como una nenita de diecinueve años. Ahora lo entiendo, tengo diecinueve años, y ganas de hacer y deshacer el amor con él. El único.
Me aburrí de sacudirme desilusión de los hombros, que se patina de mi pelo como caspa y astillas y veneno sabor a nada. Quiero novedades, quiero el color de ojos que perdí.
Hace frío y el viento colisiona contra toda mi piel.
Así me sorprende la realidad y sus golpes bajos. Esa epidemia de mosquitas negras, celulares, ilusorias, sobrevuelan mi contemplación, me distraen y una docena de cadáveres de cigarrillos me recuerdan que ya es hora de que mis ganas de dejar de fumar dejen de ser solo un afán. Hacer practica la teoría. Sistematizar el discurso y el accionar, crecer, despabilarme. Quiero poder, pero la realidad es que no puedo… ni eso, ni nada.
La injusticia es una promesa que siempre se cumple. Agachar la cabeza y subordinarnos frente a ese tipo de violencia es una elección, hacernos los boludos es otra y, por supuesto, la sublevación es una tercera opción que muy pocas veces es tenida en cuenta. Hoy entendí que la victoria que cuesta, sabe mucho más rica. Y que la valentía de estar dispuesto a morir en el intento es la dignidad que hace falta.
“El tiempo es la excusa del débil” Mañana no existe, mañana es nada. El día en que por fin entendamos que eso ES ASI (y no soy yo quien lo dice) las ansias de los cagones, la glotonería de los famélicos y un inevitable sentimiento de abandono nos va a terminar haciendo actuar por puro miedo. Y eso no sirve.
Arrancarnos los retazos de piel vieja, zurcir heridas crónicas, firmar un contrato con el cuerpo y con el alma, simultáneamente, alimentando una de la otra y la otra de esa una. Aprovechar este tiempo de ensayos y puestas a prueba, otorgarle existencia veraz a la infinitud a través de nuestros pequeños universos de inmortalidad, ser al fin, una fuerza de inteligencia homogénea que nos permita matarnos y resucitarnos con el uso de la razón. Que no se nos pudra el cerebro debajo de la piel. Salir, ver el sol, mirarnos al espejo y que la respuesta de ese reflejo no nos escupa la cara.
Yo no creo en imposibles.


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miércoles, 6 de junio de 2007



Proyección

Un poema que sospecha mi muerte
Con él juego
a creerme que da vida.
Siempre gano yo
Pero no canto victoria.
Sé;

La agonía esta ahí,
de todas formas.
Realidad
como una alucinación de mi prédica
El ensueño como estrella guía

Ausencia
Es la única muerte.

Y mi lengua
Vulgar
es un juego sonoro,
un juego gráfico
Que te recrea
Y te invita a entrar
“ese es un mundo,
éste es otro”

Tu hastío pide
que estos dientes estallen
y se vuelvan una iluminación.

Solo el arte
de este mensaje prosaico
puede atravesar el tiempo
y ser eternidad.

Yo ví una historia en tu garganta
ella me vio
y me regaló una leyenda.

El lenguaje
de nuestros cuerpos
está hecho de muerte,
(como todos los lenguajes)


Sexualidad,
sentidos,
despertares,
Toda esa muerte demorada
Se ampara en un poema.

Pero todavía no va a venir,
aun me queda una duda en tus piernas.